Las variaciones negativas en los precios, la disminución en los volúmenes de la carga y la inestabilidad de los servicios portuarios por las medidas de bioseguridad han influido en la decisión de tener que despedir a unas 2.000 personas.

El anuncio ya lo había hecho la empresa en el mes de septiembre, pero ahora es todo un hecho. El balance del tercer trimestre registró US$9.900 millones en ingresos no auditados y un EBITDA, antes de los costos de reestructuración e integración, de US$2.400 millones.

La compañía explica que el futuro seguirá dependiendo del comportamiento del mercado a nivel mundial por cuenta de la pandemia del Covid-19. A medida que las medidas se disminuyan o se refuercen, las operaciones, ingresos y estabilidad se verán directamente afectadas, sobre todo en el último trimestre de 2020 y el primero de 2021.